sábado, 25 de julio de 2009

NO HAY MAL QUE DURE 100 AÑOS...

Pasamos a ser inmobiliario de la casa, ahora formamos parte del inventario como los sillones o el comedor. La gente entraba y salía y nosotros seguíamos como anclados a la alfombra sin saber ni para donde y con la vaga esperanza de que Juan Pablo nos diera trabajo… todos nuestros huevos en esa canasta. La gente nos veía con recelo cuando se iban a trabajar y al volver estábamos en la misma posición pero un poco mas acabados, más viejos quizá, mas desilusionados, nuestras esperanzas mas marchitas y nuestros sueños más lejanos… la barba mas crecida y las ojeras más pronunciadas… creían que estábamos dejados a la vida, que nuestra suerte estaba echada pero no, en realidad estábamos esperando, esperando respuestas, nos dedicamos a buscar contactos de contratistas que trabajaran en el campo en las plantaciones del kiwi ya que ahora era la temporada de poda pero para eso se necesitaba además de contactos, experiencia y herramientas, y nosotros no teníamos más que mentiras para tratar de conseguir algo que nos permitiera ganar algunos de los kilos perdidos en esta batalla de sobrevivencia.
Mensajeábamos por el celular a cuanta gente nos decían que podía tener algo, sin importar nacionalidad, actividad laboral o reputación. Buscamos en los periódicos, fuimos a las empacadoras de kiwi pero igual no recibimos más que una patada en la raja, y acá los hombres usan casco de acero y las mujeres huuuuuy ni les cuento que zapatos están de moda, yo ya hasta las muelas tengo flojas… o picadas… de hecho la otra vez me preguntaba cuando había sido la última vez que comí Nutela que aun la traigo en las muelas.
Salimos también con nuestros mejores trapos a ir de tienda en tienda de restaurant en restaurant, supermercados, el puerto, y cuanta cosa empleara gente. Le tirábamos a lo mas raspado posible no crean que nos íbamos a las joyerías, los bancos o las agencias de coches más bien escogíamos algo mas ad hoc a nuestro “low-profile” más bien como cantinas de mala muerte, los supermercados más baratos y los barcos que pareciera que se hundirían pronto, no los que pescaran salmón!
El que busca encuentra y el que persevera alcanza se los digo yo. Los de abajo tienen una ventaja grande… nada que perder, ni siquiera orgullo que salga lastimado o egos heridos, esos son lujos que a veces uno no puede darse, y eso te permite seguir bajando hasta pescar algo grande… o a veces no tanto. Después eso lo aprendes y las cosas ya se resbalan solas, te haces inmune a lo rechazos. Uno de los contratistas nos regresó el mensaje preguntando que si teníamos experiencia y herramientas y obvio no, digo obvio si, digo que no teníamos pero que dijimos que sí. Juan Pablo nada más nos daba largas y parecía ser el más interesado en que consiguiéramos algo, extrañamente nos decía nosotros empezamos pasado mañana a trabajar y ustedes están ya seguros ahí, de hecho los necesitamos pero sálganse toda la tarde a buscar trabajo (después lo entendería)…
Fuimos un día de entrenamiento con ellos al prometido trabajo que después sería nuestro solo para no llegar como gato lampareado con el contractor que nos había citado para el día siguiente. Nos prestaron herramienta y lo más importante nos inspiraron una seguridad inigualable, esa seguridad testaruda que los chilenos suelen tener.
Al otro día, renovados de ilusiones y de incertidumbre nos presentamos a trabajar con puros indios, maorís y chinos o sea lo último en la cadena alimenticia (no porque sean menos que los demás sino porque se comen los restos).
La regué lo admito fue un error, me disculpo, toda mi responsabilidad de nadie más. Me pusieron a cortar unas ramas para ver como lo hacía y sin idea de que hacer corté una rama buena y que me grita el indio culeao y hasta me levanta la mano jajajajaja en cualquier otro momento de mi vida le hubiera regresado un revés a la Bruce Lee, pero ya sin nada que perder preferí conservar el trabajo (y el los dientes) aunque nos cambiaron las tijeras por una bolsa de clips para amarrar las ramas a los alambres por un sueldo desconocido 8 horas y media al día conservamos el trabajo.
-Jarry op jarry op gays jarry op por 8 horas y media al día en el oído fue mi primer empleo en Nueva Zelanda. Cagado de un frio que corta la piel y cala hasta los huesos por el piso escarchado a unos 0 grados. Los pies y manos doliendo insoportablemente. La nariz goteando, el cuello hecho pedazos y los brazos, hombros y espalda completamente molidos fue lo que sacábamos al final de la jornada.
Cuando nos decían que el trabajo era durísimo no exageraban, llegaba no solo física sino psicológicamente destruido a casa pero pues sin nada que perder era todo ganancia. Cuando pensabamos que podríamos con ello no nos equivocamos ya que al fin y al cabo todos sabemos que NO HAY MAL QUE DURE 100 AÑOS… ni cuerpo que lo resista.

viernes, 24 de julio de 2009

ACIERTO Y ERROR

Un acierto me sacó de Auckland pero un error me trajo a Tauranga, bueno no un error más bien diría una equivocación y un engaño para ser más sincero… En mi fracaso de encontrar algo para mantenerme o por lo menos para entretenerme Miguel y yo empezamos a enviar solicitudes de empleo a otras ciudades y recibimos confirmaciones de hostales en los que le dijeron que si había trabajo que solo era cuestión de ir a arreglarlo en persona y que pedían de requisito estar por lo menos una semana hospedándote ahí y te conseguían trabajo. Dijimos ya esta! Además de eso por si fuera poco y por decir lo menos, Laura una amiga chilena, que se había venido antes a estos rumbos, acá hay “harta pega” desde que llegué estoy trabajando y pagan 14 dólares por hora en los plantíos de kiwi recogiendo fruta. La cosa era sencilla cerramos todos nuestros asuntos en Auckland, yo mi flat. Miguel también el lugar donde vivía. Agarrábamos nuestros triques y por $30 dólares nos vamos en camión, llegamos al hostal, nos quedamos una semana ahí y empezamos a trabajar al tiro en lo que buscamos otra cosa y otra casa también más barata. Todo mundo en la escuela nos decía “es durísimo ese trabajo” y casi dijimos eso es lo que queremos, trabajo duro en el campo donde paguen bien, donde demostremos nuestra valentía, y nos terminemos de hacer hombres!!!! Si a los 24 años no puedes hacer algún trabajo quien puede entonces??? Muy muy muy valientes (asnos)!!
En el camino de venida y sin vuelta atrás a medio camino en un camión mas pollero que el Silao-Romita, nos detuvimos específicamente para ir al baño 5 minutos, oportunidad perfecta para nosotros de ir al supermercado que estaba estratégicamente colocado a solo 2 cuadras, quizá para comprar algún aperitivo, estirar las piernas y regresar con tiempo de sobra… Nunca jugarás con el tiempo de lo demás de un anciano. Fue la lección que nos enseño ese camionero que tenía ya muchos mas años que Matusalen. Se me hace que era porque ya le quedaba poco tiempo de vida y no sería justo desperdiciarlo en un cereal y unas galletas marca propia de dos infelices!!! Juro por Dios que se largó sin nosotros, regresamos para solo ver el camión arrancar, nos hizo perseguirlo corriendo entre las calles de un pueblo de 7 personas y un supermercado gigante y con salida escondidísima. Gracias a Dios dio vuelta y ahí aprovechamos para interceptarlo casi lanzándonos debajo de las ruedas para obligarlo a detenerse con todo y todas nuestras cosas.
Llegando al pueblo después de caminar algunas cuadras encontramos el hostal con un letrero en la puerta diciendo “closed” pero como me no hablar inglés nos las arreglamos para meternos detrás de un huésped y conseguir una habitación carísima. La primera noticia… NO HAY TRABAJO… Y NO VA A HABER… la temporada terminó… nos engañaron como a chinos y ya estábamos ahí en un pueblo desconocido con una mano adelante y otra atrás… como siempre pues.
A la mañana siguiente dijimos ¡Laura! La llamamos ya que ella está trabajando y gana 14 dólares la hora. Debe de tener bastantes contactos. Llegamos con ella y… engaño de nuevo, sin trabajo y con un pésimo panorama… “pero Laura ¿no nos dijiste que estabas trabajando desde que llegaste?? - Aaaaahhhh eso, sí sí, pero pues trabajé desde que llegué en total 3 días y ya no he trabajado mas…” total primero lo primero necesitábamos un lugar mas barato donde pasar la noche que ese hostal 5 estrellas y ella nos dijo pues igual conozco un chileno que renta un lugar y tiene internet y pues pensamos ya está, aunque sea para pasa una semana en lo que sale algo, ya estábamos aquí y no teníamos a donde regresar ni a donde ir ni que hacer.
Aquí encontramos amigos que nos brindaron mucho apoyo. Una japonesita nos recibió con un pastel de kiwi que nos supo a gloria. Igual el cuarto era diminuto pero con televisión, lo del internet era a medias porque era con un cable para 9 personas, y parecía ser que el chileno que manejaba la casa (Juan Pablo) nos daría también trabajo.
La casa está a unos metros de una playa de arena blanca en donde se hace surf y tiene un balcón que voltea hacia el pacifico con puestas de Sol increíblemente hermosas. Teniamos un respiro y aun mucho camino por delante. Un error me sacó de Auckland pero un acierto muy afortunado me trajo a Tauranga, quizá para quedarme…

martes, 14 de julio de 2009