miércoles, 30 de septiembre de 2009

ALMA DE CLEANER

No importa que quieras hacer o a que estés dispuesto, o ni siquiera donde busques siempre terminas encontrando trabajo limpiando algo... ya sea platos, pisos o en mi caso máquinas en una fábrica.

Me llamaron mientras estaba trabajando en los campos de kiwi y fue como la llamada de cuando te comunican que ganaste una rifa en la que ya habías olvidado que compraste el boleto a un familiar semanas atrás...

Si mi inglés no me engaña me citaron para el lunes a las 12 del día y me dijeron que era ABSOLUTAMENTE NECESARIO LLEVAR CALCETINES (cara extrañada). Sintiéndome importantísimo llegué con mis mejores ropitas, apenas recordando cual de los lugares donde había dejado solicitudes era el que se había apiadado de mí. Puntual por supuesto, de hecho esperando unos minutos en el coche para no parecer (tan) desesperado. Para mi sorpresa y restarme importancia fue más que una entrevista una inducción colectiva en la que estaba al lado de personas de varios lugares del mundo y de muy diferentes niveles socioeconómicos desde un CEO hasta... hasta… hasta a puesta hasta mi!

La gente te pregunta mil veces -¿de qué quieres trabajar?- con ojos de juicio severo como para probar que tan “ubicado” estas, y la respuesta, obligada por supuesto, es -de lo que sea- con cara de inmunidad al trabajo. Claro que nadie quiere trabajar de lo que sea, todos queremos trabajar en algo bien pagado y que llene otras expectativas, pero estamos en caso extremo dispuestos, que es diferente, a trabajar de lo que sea. pero cuando te dicen que vas a trabajar limpiando por el salario mínimo 11 horas diarias durante 6 días a la semana justo con escoba y manguera esperándote ansiosas no es la mejor noticia del mundo, de hecho ni siquiera sabes si es buena o mala noticia!

Overol de gasolinero; botas de hule cual jardinero; guantes de látex, proctólogo; gorro para el cabello, señora del jamón; tapabocas, enfermo de influenza; impermeable… protectores de oídos y gogles… 150 dólares; trabajar disfrazado del hombre radioactivo NO TIENE PRECIO Jajaja. La verdad es demasiado decir para un uniforme, más bien lo pondría en la categoría de disfraz y trabajar disfrazado comienza siendo divertido (los primeros 5 minutos) y después pasa del incómodo al desgastante y frustrante. Los calcetines eran para las botas de hule.

La fábrica como les dije antes es de mejillones o sea productos de consumo humano por lo que las medidas de sanidad son extremas y eso me hace pieza clave y casi indispensable en el equipo. El trabajo es duro pero casi hasta divertido, tanto así que me la paso jugando con la manguera (lo que lo hace no sé si más duro o más divertido) mi manguera por supuesto ya que no agarro la de los otros cleaners ni por equivocación, cada quien juaga con la suya propia.

La peor parte es despertar a las 5 de la mañana para trabajar de 6am a 5 pm de martes a sábado y los lunes aun peor, empiezo desde las 4am igual hasta las 5 de la tarde para trabajar unas 13 horas limpiando máquinas y acabar destruido y oliendo a rayos, y bueno creo que aun peor que eso es tener que ir a dormir a las 9 o 10 de la noche a más tardar cuando justo todos están cenando o preparándose para ver una película o tomando una cerveza que se yo.

Ahí solo trabajé 12 días hasta que acabó la temporada haciendo unos 15 000 pesos nada despreciables y ya me llamaron para ofrecerme más trabajo para la próxima temporada debido a mi maestría con la manguera por supuesto. Aun no sé si lo tomaré o no, pero ahí o en otro lado no importa que quiera hacer o a que esté dispuesto, o ni siquiera donde busque siempre terminas encontrando trabajo limpiando algo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

LLEGA LA MIGRA

En las plantaciones de kiwi te das cuenta que no todas las personas con las que trabajas son viajeros que quieren conocer el mundo o mejorar su inglés, la mayoría de personas son isleños que vienen en busca de mejores oportunidades de vida y que envían dinero a sus familia para, en el mejor de los casos, terminar trayéndolas para ofrecer a sus hijos educación y un mejor futuro al que en sus tierras natales parecería casi imposible a aspirar.

En todos lados se cuecen habas y aquí no es la excepción. Los contratistas traen a los isleños en condiciones casi de esclavitud ya que no tienen acceso a los permisos de trabajos como nosotros. Ellos necesitan la carta del patrón en donde expresamente diga que están contratados para un trabajo determinado y esas son las puertas a una vida mejor y los patrones lo saben. Los traen con promesas de dar esas cartas después de tres meses de "prueba". Los meten en una casa que está dentro de las plantaciones donde los hacinan y les dan comida por 12 horas diaria durante tres meses con falsas esperanzas y sin pagarles un solo dólar, lo que a todas luces es lo mas ilegal y viejo de este mundo.

Un día cualquiera, como en los campos de pisca en EEUU, llegaron por todos los flancos la policía acompañada de migración y gente del departamento de Labour y sin más ni más como ratas isleñas salieron todos corriendo despavoridos entre los matorrales y cruzando a través de las paredes de pinos que separan los campos de kiwi, obvio seguidos de cerca por lo mejores corredores de la policía en una de las escenas mas cómicas, desiguales y tristes que he presenciado jamás.

Desde luego los enviaron de regreso a sus islas matando con ellos las ilusi
ones de una vida mejor para sus familias. A los responsables, no gran cosa como es costumbre. Estoy seguro, después traerán a otros y eso seguirá como ha sido siempre. Vivir eso tan de cerca me hizo meditar que en mi país hay gente que ha vivido lo mismo y que lo vuelven a intentar arriesgando a veces sus vidas con ello. Así como cualquier cantidad de injusticias que ocurren en la frontera norte y sur de México. Aquel pensamiento convirtió la escena en más triste, más desigual y mucho menos cómica. Todo depende desde que lado de la frontera lo observes por supuesto...