El pasado sábado nuestros amigos latino/cristianos nos invitaron a una tradicional BBQ (les encanta tanto esa estúpida palabra y la repiten tanto que hasta llega a irritar, y no es más que una carne asada) en la casa de Ricardo el líder del grupo muy cerca del mar. La verdad yo estaba más emocionado por conocer la playa que por cualquier otra cosa. La reunión estuvo excelente conocí a muchas personas y no paré de platicar ni un segundo. Especialmente interesante un tipo que conocí de unos 75 años, holandés de nacimiento, que ha vivido y conocido quien sabe cuántos países incluido México en donde vivió por 12 años en Puebla, habla 6 idiomas a la perfección, un personaje de pies a cabeza, de esos que son como un libro abierto de experiencia, anécdotas y conocimiento, nunca alcanzan las palabras para describir a alguien con ese tamaño de personalidad, definitivamente me hizo el día.
La playa he de decirlo fue una decepción total en esa parte la arena estaba como una piedra, el agua helada y además con mucha basura “orgánica” conchas, piedras y cosas que el mar escupe, obvio no por eso iba a dejar de meter aunque fueran los pies, mientras pensaba que era ese mismo mar pacífico en el que tantas veces había nadado pero a muchos miles de kilómetros de las playas de mi México, uno nunca sabe quizá hasta eran esas mismas olas ya viejas conocidas mías.
La comida pésima de pésimas, la carne rica pero todo es dulce, no podía más que recordar al borde de las lágrimas unos taquitos (nótese TAQUITOS, o sea tortillas, cosa que acá ni soñando existe, lo que quiere decir carne asada sin tortillas, en qué cabeza cabe esa barbaridad…) de arrachera con guacamole y frijolitos de la olla obvio con una salcita taquera… fhhhfhfhfhf hay hasta se me hizo agua la boca! En su lugar había unas salchichas con una cosa que según era guacamole que con letras grandes en la etiqueta decía “Proudly Made in New Zealand” ya se imaginarán a que sabía y cuanto picaba… en fin por ahí dicen que gratis hasta patadas, ya que! La verdad nunca creí extrañar México por su sabor.
La playa he de decirlo fue una decepción total en esa parte la arena estaba como una piedra, el agua helada y además con mucha basura “orgánica” conchas, piedras y cosas que el mar escupe, obvio no por eso iba a dejar de meter aunque fueran los pies, mientras pensaba que era ese mismo mar pacífico en el que tantas veces había nadado pero a muchos miles de kilómetros de las playas de mi México, uno nunca sabe quizá hasta eran esas mismas olas ya viejas conocidas mías.
La comida pésima de pésimas, la carne rica pero todo es dulce, no podía más que recordar al borde de las lágrimas unos taquitos (nótese TAQUITOS, o sea tortillas, cosa que acá ni soñando existe, lo que quiere decir carne asada sin tortillas, en qué cabeza cabe esa barbaridad…) de arrachera con guacamole y frijolitos de la olla obvio con una salcita taquera… fhhhfhfhfhf hay hasta se me hizo agua la boca! En su lugar había unas salchichas con una cosa que según era guacamole que con letras grandes en la etiqueta decía “Proudly Made in New Zealand” ya se imaginarán a que sabía y cuanto picaba… en fin por ahí dicen que gratis hasta patadas, ya que! La verdad nunca creí extrañar México por su sabor.
Jajaja, cierto la comida es dulzona hasta el hartazgo... y eso que llevo menos de una semana, pero esa clase de catsup azucarada es bastante recurrida por la cocina kiwi. Saludos de otro mexicano en Christchurch, buen blog interesante.
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